Testimonio

Hace unos meses, me invitaron en Fundación ESRU a clases de reciclado. Yo acepté e hice un espacio de tiempo, asistí y me gustó  porque soy una mujer con muchas ganas de aprender.

Aprendí a reducir, reciclar y reutilizar materiales como papel, plástico, cartón, madera, telas, alambre y hule. Hice desde cosas pequeñas hasta grandes: con botellas de plástico (de refresco) hicimos taburetes, maceteros, alcancías y tapas con bolsa de plástico para conservar los alimentos; con las botellas (de jugos o leche) hicimos costureros y loncheras; con cartón (cajas de cereal), archiveros, mesitas y porta-retratos; con tetrapak ( de leche), fundas para celular; con alambre (ganchos de ropa) y tela, casas para gatos y porta-papel; con madera (ganchos y pinzas de ropa), porta-papeles, porta-llaves y servilleteros; con hule (llantas de coches), asientos y mesas; y con papel periódico, bolsas de regalos y porta-vasos.

Aprendí a saber darle un uso o reúso a las cosas que se podría llamar “basura” al darles un uso personal y a despertar desarrollando mi imaginación y creatividad, así como a vender los productos realizados para solventar gastos de mi casa. Las clases también me ayudaron a convivir, conocer y tener más amistades.

Todo lo que he aprendido es gracias al apoyo de la Fundación ESRU, maestros  y compañeras  de clases

Miriam